martes, 20 de septiembre de 2011

LOS CICLOS DE LA VIDA

En estos días, he tenido a “la muerte rondando por casa”. Murió un tío, Murió el papá de un buen amigo y también murió el esposo de otra amiga. La muerte forma parte del ciclo de la vida, según pierdo seres queridos, llegan nuevos “seres de luz” que de alguna forma compensan las pérdidas. Estoy próxima a recibir a mi cuarta nieta: Zoé Mar. También me he reencontrado con muy buenas amigas que hacía mucho tiempo que no veía. Por un lado, siento la tristeza típica de las pérdidas y por otro, la alegría ante la llegada de una nueva vida o de esos reencuentros tan llenos de memorias gratas y de asombro, al ponernos al tanto de las vidas de cada cual. Asombro que llega al notar que, al reencontrarnos, nos parece que fue ayer cuando dejamos de vernos y que con la tertulia, descubrimos cuántas cosas han cambiado en nuestras vidas desde la última vez que nos vimos. Son ciclos.

Al reflexionar sobre el ciclo de la vida, también he estado sopesando el ciclo que en mi caso particular marca esta “enemiga” que me viene acompañando hace un rato largo: la Fibromialgia. Tengo momentos en los que el dolor se apodera, se instala y me altera todo: el humor, el malestar físico, las rutinas. En otro ciclo, llega el cansancio abrumador, ese que apenas me permite levantarme de la cama por falta de energía. Con los años han llegado procesos naturales que vivimos los seres humanos con el paso del tiempo. A mi vida ya ha llegado la Menopausia, que al combinarse con la Fibromialgia, ha trastornado todos mis ciclos vitales: los hormonales, los biorritmos, y toda la rimbombancia que se traen ambas para ponerme la vida de cuadritos.

Hay que joderse con esto de ponerse vieja. Si, así, sin eufemismos. ¿Para qué tratar de adornar lo que en realidad me pasa? Me estoy poniendo vieja, coño, y esto no está fácil. ¡Esto está del carajo! Que nadie me venga con cuentos…que si es cuestión de actitud, que si hay que ejercitarse y mantenerse activa, que si la juventud se lleva en el espíritu… Para mí todas esas son palabras bonitas para tratar de dulcificar lo jodido que es esto de ponerse vieja. El cuerpo habla, es más lo GRITA -te estas poniendo vieja-. De pronto el Ben Gay, ese lilimento que huele a centella, se vuelve la crema sobre la mesa de noche. Los remedios de la abuela se vuelven rutinarios para poder tratar de llevar una vida “normal”. Que si el té de no sé qué, el suplemento vitamínico de no sé cuánto, la pastillita del que sé yo. Cuando vengo a ver, he perdido la alacena. Se ha convertido en un botiquín con esteroides(ENORME).

En mi reflexión me percato de que tengo huelemil potingues pa’cuanta cosa hay o puede haber. Porque resulta que a mi cuerpo no le basta la Fibromialgia, ¡que va! ¡Hala! venga la Menopausia, los dolores artríticos, la Osteopenia –palabra que me provocó pena cuando me la dijo el médico-, la Hepatomegalia –y sigue el médico con la jerigonza- los discos herniados, el nervio ciático irritado, la Degeneración Macular, la Sarcopenia, ¿quieren más? Pero no te me asustes querido/a lector/a, todas esas son las palabras técnicas –mas bien médicas- que indican que me estoy poniendo vieja. Todo redunda en la misma causa – la edad-.

¡Hay que joderse!! Que se pasa de los cincuenta y llegan todas esas condiciones con esos nombres rimbombantes. Al menos, tienen como aliciente, el que no son condiciones graves o serias, ¡que va! Son muy NORMALES debido a la edad que tengo. Para más INRI ¡no tienen remedio! HAY QUE APRENDER A VIVIR CON TODAS ELLAS. Solo que para las personas que padecen Fibromialgia,como es mi caso, estas condiciones naturales del ciclo de envejecimiento, exacerban los trastornos que de por sí provoca la "enemiga". ¡NO LES DIGO YO! ¡Es que hay que joderse! ¡Qué bello es todo! Luego me preguntan que por qué estoy deprimida, pero ¡COÑO! ¿y quién no se deprime con este cuadro?

Aunque siempre hay quien llega a darte el consejo no solicitado diciéndote “cógelo con calma, mira que yo sé de Fulanita, que hizo esto, aquello o lo otro y SE CURÓ”. ¿Qué se curó? Pues Fulanita es MAGA porque los médicos y toda la literatura que se puede conseguir “googleando” cada una de las palabrejas médicas, indican que no hay remedio porque forman parte del CICLO NATURAL DEL ENVEJECIMIENTO. ¡Que se vayan con sus consejitos a otra parte! Que lo mejor que puedo hacer por mí misma es ACEPTAR que me estoy poniendo vieja y que con la edad y sus consecuentes achaques, la Fibromialgia, hace y deshace conmigo como gusto y gana le da.

Yo no sirvo para autoengañarme. Soy práctica. Afronto lo que venga, como llegue y a “meterle pecho” al asunto. Como bien decía mi abuela, “camino malo, se pasa rápido”. ¿Qué saco con intentar negarlo o “endulzarlo”? Ponerse vieja es un purgante y como todo purgante, sabe a rayos y sus consecuencias no son nada agradables, pero hay que aceptarlo y ajustarse a lo que nos trae: EL CAMBIO DE VIDA, EL CLIMATERIO, EL CICLO normal de envejecimiento por el que todos tendremos que pasar. ¡Ahhhhh! es que la vida es bella, todos sus ciclos nos traen sorpresas, díganme si no.

Finalizo mi reflexión acordándome de aquella canción que hizo famosa Rubén Blades…LA VIDA TE DA SORPRESAS, SORPRESAS TE DA LA VIDA, ¡AY, DIOS!

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